El ojo en la grieta

En «El ojo en la grieta» Javier Duchement presenta una exposición multidisciplinar compuesta por nueve obras realizadas con distintas técnicas, materiales y formatos, que van desde la escultura, la instalación, la pintura o el dibujo a la fotografía. Un conjunto de piezas que responden, por un lado, a la intención de acoger como solución intrínseca la imagen original, es decir, a hacer caso a la primera revelación imaginaria y, por otro, a la realidad de que hay imágenes que necesitan ser representadas en dibujo, frente a otras que funcionan mejor en una instalación con elementos escultóricos o bien saliendo de los límites de un cuadro incorporando elementos tridimensionales.

Las obras de Duchement parten de lo que las imágenes revelan o sugieren. Por lo general, corresponden a imágenes que salen a la superficie, a la conciencia, a partir de la observación del mundo que nos rodea, tanto de elementos naturales como se observa en buena parte de su obra (troncos de árboles, carbón, rocas, manos, etc.), como del mundo de los objetos y los espacios. A partir de ahí emergen imágenes que conllevan ideas que luego procesa hasta darles forma y materializarlas.

Las cuestiones conceptuales o temáticas que forman parte de este proyecto son la superficie que se eleva sobre la necesidad misma de la creación de estas obras artísticas. La construcción de estas obras produce un imaginario visual propio de quien siente el impulso de mirar por la rendija o por el agujero con la intención de descubrir o hallar lo extraño o inexplicable, es un estirar el brazo desde la penumbra y palpar la oscuridad esperando que algo me intercepte.

En estas obras aparecen también elementos que proceden del imaginario colectivo (mitológico, cristiano, …) e incluso del psicoanálisis de Freud y Jung, pero no cerrados en sus significados sino combinados con otra serie de elementos con los que se configuran significados distintos que representan algunas de las ideas que navegan en un espacio de penumbra. En un espacio donde todavía podemos observar, porque hay pocas cosas más inquietantes e irritantes que andar en la oscuridad.

A través de «El ojo de la grieta», Duchement atrae la atención de quien observa su obra en lo extraño, en lo raro y en lo que se envuelve de tenebrismo; aquello que no podemos explicar ni poner nombre pero que sí podemos experimentar, porque es en lo inexplicable él encuentra la poética de las imágenes.