La salud mental y la conducta suicida se consideran uno de los mayores desafíos y retos en materia de salud pública, no solo en España, sino a nivel mundial. Es, en esencia, un grave problema de atención social, sanitaria y educativa que requiere de una mirada integral, humanizada y de estrategias de actuación esenciales para su prevención, detección precoz, intervención y postvención. Además de ocasionar, por un lado, respuestas de rechazo y desautorización y, por otro, una alta estigmatización y culpa en las personas que lo sufren.
