Inexterior

Artistas

Exposición colectiva, integrada por obras de siete artistas claves en el panorama artístico internacional: Gianfranco Foschino, David LaChapelle, Lori Nix Julian Rosefeldt, Chris Verene, Niwa Yamagi, Shizuka Yokimizo.

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INEXTERIOR es el relato del arte como relato del tiempo, de aquello que nos forma y deforma, mutando la capacidad de observar un todo que se torna extraño, convulso y recóndito. El manifiesto de una realidad construida en un rompecabezas posmoderno, un péndulo dentro y fuera, un espejo en el que se refleja la arqueología del Yo y del Nosotros.

La familiaridad en las fotografías de Chris Verene, que se exponen como un álbum autobiográfico de remembranzas en el seno del hogar y en el espacio vivido, es un homenaje a la belleza rutinaria. Un territorio privado que se expone al ojo del espectador, convirtiéndole, a su vez, en voyeur, antropólogo y huésped en la vida del otro.

Su obra se sitúa en sintonía con la de Shizuka Yokomizo aunque, en la obra de esta última, el artista y el espectador se convierten en sujetos indiscretos, inmiscuidos en la intimidad de lo ajeno. All es una apología minimalista de la existencia, de saber que el exceso es un adorno y que el ser no se crea solo en el interior. La artista japonesa paga a prostitutas para retratar una manipulación inquietante de disposición y consumo.

«INEXTERIOR» representa la construcción de un conjunto de intimidades que se vuelven públicas. Una realidad en la que el sujeto vive como un funámbulo entre lo que puede, quiere y desea, tambaleándose entre lo individual y lo colectivo.

En este sentido, David LaChapelle reproduce una iconografía histórica de una realidad creada, manipulando los símbolos en una fotografía irreal, onírica, plástica y ulterior. La exposición propagandística del individuo, víctima del juicio social, se celebra en un coliseo presentista y apropiacionista, donde se encumbran y divinizan las imágenes públicas. En el limbo de Lachapelle, surge una ceremonia trágica entre lo íntimo y lo mediático.

La obra de Lori Nix encarna la artesanalidad y la apocalíptica mirada del exterior destruido y del interior vacío. Para esta artista, nacida en Kansas, la devastación de una civilización inventada se traduce en un cúmulo morboso de libros abandonados, de paredes demolidas y de cielos abiertos, donde solamente el polvo y la naturaleza tienen cabida. Una realidad accidentada que, en su obra, se representa como un rocambolesco teatro de la ruina, que le hace revivir el desastre y apreciar, estéticamente, la inevitable catástrofe.

En la obra de Miwa Yanagi encontramos una lectura sobre la identidad de la mujer en las narraciones del constructo social. A través de la reinterpretación de los cuentos clásicos de Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm o Gabriel García Márquez y de la crueldad y la violencia de sus personajes, somos testigos de un drama psicológico de íncubos de juventud y vejez que nos remiten a historias, aparentemente inocentes, que se convierten ante nuestros ojos en códigos grotescos de trastorno y maldición.

Frente al mundo célebre y artificial de Lachapelle, la creación/destrucción de Nix y el desasosiego de Yanagi, Julián Rosefeldt y Gianfranco Foschino proponen la naturaleza de Almería, Lanzarote y Tenerife como refugio. El primero trabaja una fotografía imperturbable, representada en el foráneo cowboy de noche americana que disfruta del dominio del paisaje. En la lejanía atemporal de sus fotografías reside una calma misteriosa, una coreografía cinematográfica legendaria, un instante nostálgico de una soledad percibida como distanciamiento social.

Foschino, por su parte, utiliza el vídeo como una fotografía de porciones de tiempo. El artista sitúa la cámara en un espacio determinado y brinda al espectador, una aparente eternidad contemplativa. Foschino es un ladrón del silencio y roba sin perturbar. Sigiloso y mudo, el artista chileno se apodera de la apreciación más valiosa: reconocer la simplicidad de la existencia. No hay sobrecarga, no existe el bullicio, ni la intimidad ni la sociedad, ni el terror ni las desavenencias, solamente queda observar.

En «INEXTERIOR» se establece una alianza clara entre obra y espectador que derriba las inexpugnables barreras entre el artista y el público, tan características de los siglos XX y XXI.

Noemi Mª Feo Rodríguez. Doctora en Historia del Arte