Las Hambres

Artista

Lía Ateca Moreno

Entiendo la vida como una danza, como un conjunto de movimientos perennes que se agitan o calman dependiendo del ánimo. Para este baile se pueden elegir infinitas sinfonías. La condición inapelable será no parar. Y en este acto de un imposible alto al fuego encuentro la trama. Traduzco a pintura las eternas dudas que valsan conmigo; ¿cuántos sinónimos para «echar de menos»? ¿Perro, cobra o mariposa? ¿Nos vamos a casa? Y lejos de tratar de encontrar sus respuestas intento que encajen en la danza sin trapalear.

En un tiempo en el que las dudas cotidianas resultan igual de irresolubles que las más trascendentales, trato de aunar su importancia de manera que todo se resuelva en una especie de paisaje onírico donde la preocupación se vuelve leve. A través de los colores encuentro la composición de una nueva historia más fugaz y digerible, un espacio en el que los nudos se disuelven en pos de las libres mareas y donde las pasiones conviven y se dejan ser. Dentro de este espacio de acción común a la humanidad presidido por interrogantes, tomo el mando en el papel de mujer para adentrarme en un universo bautizado como HMBR (hembra/hombre/hambre). Aquí el epicentro es naranja, un color al que le otorgo el valor del feminismo y encuentro en cada objeto de este tono la utopía de un bodegón arbitrado por la rebelión femenina.

En palabras de Ángel Padrón: «El sujeto contemporáneo vive sumido en una continua narración de imágenes que le permiten leer el mundo a través de continuos imaginarios que se incorporan a la cultura. Pero el mundo es problemático, sobre todo cuando ya no existen certezas y la brecha que se abre entre las cosas, lo que son y cómo las vemos y las nombramos, se hace insalvable. En este caso Lía Ateca aprovecha este intersticio, este espacio de duda e incertidumbre, para enfrentarnos a una realidad cambiante y ambigua, mediante un ejercicio de traducción y reconstrucción donde articular todos esos fragmentos y darles un sentido. Porque el arte es político no sólo en la medida que describe la relación del sujeto con el mundo sino en su capacidad de gestionarlo».

Las hambres, la grata resistencia a abandonar el baile, los días para almorzar la fruta primero, clavar las uñas en el barro o en la carne, descorchar los muslos, soltar los dedos y estirar las alas.

Desde aquí:

Dos líneas se miraron (escribo desde su ángulo).

Aquí hacen noche los aromas que trae el viento

se presentan las semillas junto a los ríos con hambre.

Una boa se zampa a su majestad

y la silueta es un florero.

Los besos saben a panes

repetimos,

los sigue amasando abuelo.

Se rinde Trump,

El Bosco lo pinta en un huevo.

Texto del catálogo: Lía Ateca Moreno

Fotografía: Nacho González Oramas