Matices Sonoros

Esa formación nace de un fortuito encuentro en la clase de música de cámara de Sara Verona del Conservatorio Superior de Las Palmas de Gran Canaria en 2017. El trio debutó en el Ciclo de Conciertos de Cámara del Festival del Secadero Clásico de Los Llanos de Aridane (junio de 2018) y sigue explorando las bellas sonoridades que nacen de esta combinación de instrumentos.

En “Matices Sonoros” presentaron un programa que comprende los treinta años de la labor creadora de J. Brahms.

La primera Sonata en mi menor, Op. 38, se comenzó en el 62 en Münster am Stein y se concluyó 3 años después, en Lichtenthal. Al margen de una ejecución privada anterior, el estreno vienés no se produce hasta 1874. Está dedicada al violoncellista Josef Gansbacher y es una de las pocas obras cameristas brahmsianas que sólo consta de tres tiempos.

Nos hallamos ante una sonata sin movimiento lento, ante una partitura concisa y de estructura sencilla que merece el calificativo con el que generalmente se la conoce: sonata pastoral. El carácter fluctúa entre lo pastoral y lo elegiaco y su conjunto es grave, sin pintoresquismos.

El Trío op. 114 nos introduce en el mundo del clarinete, tan importante para el Brahms maduro. El compositor incluyó este instrumento entre sus vehículos predilectos y llegó a conocerlo a fondo durante sus numerosas estancias en Meiningen, lugar de residencia del magnífico clarinetista Richard Mühlfeld, por el que sentía una profunda admiración.

La presentación pública de la obra se realizó en Berlin en 1892, interpretada por una formación excepcional: la “señorita clarinete”, (como llamaba Brahms con humor al solista de la Orquesta de Meiningen), Richard Hausmann (dedicatoria de la segunda sonata para violonchelo) y el mismo Brahms al pianoforte.