Descubriendo nuestro propósito con Raúl Ravelo
Con motivo del próximo taller que organizamos a través de nuestra plataforma colaborativa, Experiencia FMC, entrevistamos a Raúl Ravelo, conferenciante y formador en inteligencia emocional y que el próximo mes de junio impartirá el taller “Descubre tu propósito” en la sede de la Fundación en La Laguna y en la de Las Palmas de Gran Canaria.
¿Cuál es la mejor manera de construirnos un camino educativo o profesional?
Ojalá tuviera una respuesta contundente y que sirviera para todas las personas, pero lamentable o afortunadamente creo que esto no es posible, sin embargo, puedo compartir quizá no la mejor, pero si la que tiene más sentido no solo para mí, sino para muchas personas con las que me he ido encontrando en la vida.
El planteamiento es el siguiente: Para la mayoría de las personas el trabajo supone un lugar en el que pasarán alrededor de la tercera parte de sus vidas, por lo que tomarnos el tiempo y darle importancia a cómo y en qué vamos a pasar ese tiempo me parece algo muy sensato y de crucial importancia. En un libro titulado “Trabajos de mierda” su autor, David Graeber, comenta que en el caso de Inglaterra alrededor del 37% de las personas trabajadoras afirman que su trabajo no tiene sentido para ellas, un porcentaje que en el caso de Holanda asciende al 40%.
Siendo tanto el tiempo el que pasaremos en un trabajo, pienso que hacerlo en algo que nos permita unir nuestros talentos y nuestras habilidades, en un proyecto que tenga sentido para nosotros, haciendo algo que nos guste y en el que sintamos que lo que hacemos es una contribución útil es una de las mejores decisiones que podemos tomar, y aquí es donde el ikigai puede ser una herramienta que nos aporte claridad.
¿Qué es el ikigai y qué relación tiene con el propósito?
El ikigai es una filosofía de vida que se ha popularizado mucho en los últimos años y que tiene que ver con una isla japonesa llamada Okinawa.
Esta isla tiene una de las poblaciones más longevas del planeta y de entre los ingredientes que hacen que esto sea posible tenemos el clima o los hábitos alimenticios entre otros.
Otra de las claves según diversos autores para que esta isla cuente con la mayor población centenaria del planeta, se la debemos a la filosofía del Ikigai, un concepto que viene a significar algo así como «la razón de vivir», «la razón de ser» o «una razón para levantarse por la mañana», y que se concibe como un proyecto de vida creado a través de la combinación de cuatro elementos. De acuerdo con esta filosofía de vida, descubrir nuestro propio ikigai supone una gran satisfacción y dota de sentido a nuestra vida.
En cuanto a las diferentes partes que lo componen son:
– Lo que hacemos bien.
– Lo que nos gusta hacer.
– Lo que le hace falta al mundo o necesitan los demás.
– Aquello por lo que nos pagarán.
De esta manera, el Ikigai nos proporciona una guía para crear un proyecto personal y profesional con una dirección y un propósito definido, alineando esas cuatro áreas en las que se unen de una manera creativa nuestros talentos y fortalezas en una profesión o en algún proyecto que responda a problemas o necesidades reales.
En relación con el propósito, este puede ayudarnos porque:
– Nos ayuda a ordenar la información que tenemos y a ganar claridad para tomar decisiones sobre lo que queremos hacer en la vida.
– Al alinear de manera consciente los que nos gusta y se nos da bien con una contribución que tenga sentido para nosotros conseguimos construir un camino con sentido de utilidad y de propósito. Decía Picasso que “El sentido de la vida es encontrar nuestro don, y el propósito compartirlo con los demás.” Pues el Ikigai es una invitación precisamente a darle forma a nuestros talentos en esa dirección.
¿Alguna recomendación para descubrir nuestro ikigai?
Desde mi propia experiencia y habiendo acompañado a muchas personas en caminos de orientación vocacional y profesional me he encontrado con varios elementos que suelen repetirse en varias personas.
1. Falta de autoconocimiento. Para muchas personas responder a preguntas cómo qué se te da bien o cuáles son tus talentos y fortalezas son preguntas que nunca se han hecho o las cuáles les resulta difícil de contestar. En este sentido conocernos en profundidad es clave para ir aclarando esta cuestión.
2. Falta de experimentación. En la línea de lo anterior, hay personas que o bien por miedo o por falta de iniciativa no se ponen a indagar y probar diferentes campos de conocimiento o a probar experiencias nuevas para ir vivenciando en primera persona en que áreas o que posibles caminos son los que más les gusta o hacia los cuáles quieren orientarse.
3. Falta de ejemplos o referentes cercanos. Es decir, no conocer a personas que hayan encontrado o creado de una manera consciente una profesión o estén en algún proyecto que esté alineado con lo que hemos comentado del Ikigai.
4. No estar dispuesto a comprometerse al 100% con lo que realmente quieren y les gustaría. Esto se disfraza a veces en forma de dudas infinitas, de autosabotajes internos y también de cinismo hacia las personas que si lo han conseguido.
Por todo lo anterior algunas cosas que podemos hacer al respecto son las siguientes:
– Realizar experiencias de voluntariado en proyectos que nos gusten o llamen la atención.
– Preguntar a personas que tengan trabajos o que estén estudiando cosas que nos interesen por su experiencia y cómo llegaron a ese lugar.
– Aprender sobre temas que nos gusten o nos resulten interesantes.
– Actuar a pesar del miedo. El miedo es un excelente compañero de viaje, pero un mal conductor, es decir, que si el miedo está en el sillón del copiloto puede hacer que no cometamos acciones temerarias y nos recuerda la importancia de prepararnos y aprender, ahora bien, si el miedo es el que está sentado en el sillón del piloto, muy fácilmente podemos estar viviendo una vida que no es la que queremos por miedo a equivocarnos, a que se rían de nosotros, a fracasar, a que nos rechacen, a perder, etc. Pero la paradoja del miedo es que desde una intención muy noble como es la de protegernos y si no lo gestionamos bien, puede llegar a conseguir que no vivamos de verdad. Así que este punto nos invita a actuar con valentía y coraje que, como decía Nelson Mandela, no significa no tener miedo, sino actuar a pesar de él.
¿Qué tienen en común las personas que consiguen sus sueños?
En un libro que me pareció realmente inspirador y que lleva como título “Aprendiendo de los mejores,” su autor Francisco Alcaide hace un recorrido por diferentes personalidades tanto del mundo del deporte como de la cocina o los negocios entre otras áreas, analizando qué patrones tenían en común estas personas que, desde diferentes ámbitos, conseguían tener resultados y logros extraordinarios, se dio cuenta de que existen sobre todo diez hábitos o patrones de comportamiento que son comunes a todos ellos. Estos serían:
– Esas personas tienen claro lo que quieren.
– Son personas que van más allá de las ideas y pasan a la acción.
– Son altamente disciplinadas.
– No pierden el foco, o lo que es lo mismo, saben mantenerse en el rumbo hacia sus objetivos.
– Tienen paciencia, mucha paciencia.
– Ponen la responsabilidad en ellos mismos, es decir, que se enfocan en lo que depende de ellos al 100%.
– Tienen una gran determinación y son muy perseverantes.
– Cultivan hábitos mentales sanos.
– Se mueven en entornos potenciadores.
– Tienen una actitud de mejora constante.
¿Cuáles han sido tus últimos proyectos?
Pues ahora mismo el proyecto más importante para mí es dedicarle tiempo a estar con mi hija Marina. A propósito de esto, en el estudio más longevo hasta el momento sobre la salud y la felicidad realizado por la universidad de Harvard, han constatado algo que por intuición la mayoría ya sabemos, y es que el ingrediente fundamental para tener una buena vida psicológica y emocional es la calidad de las relaciones con nuestro entorno cercano. Por lo que cuando hablamos ya no tanto de propósito sino sobre qué le da sentido a la vida y qué hace que merezca la pena ser vivida a pesar de todas las dificultades y retos, podemos observar que invertir tiempo y energía en crear y mantener vínculos de calidad con nuestros seres queridos es un aspecto importante independientemente a qué nos dediquemos.
Por otro lado, a nivel profesional hay varios proyectos en los que estoy trabajando aunque, por mencionar solo dos de ellos, el primero tiene que ver con mi segundo libro “Vivir con alegría,” que ha sido publicado hace apenas dos meses y el cual es un proyecto en el que he estado muy involucrado en los dos últimos años. Básicamente, es un libro donde comparto la importancia del juego y la risa como recursos innatos para nuestro bienestar psicológico y emocional, añadiendo además 100 propuestas prácticas para vivirlo en primera persona.
En segundo lugar, una actividad que estoy poniendo en marcha desde hace unos meses es la unión de mis dos profesiones, la de formador y la de músico a partir de un reto que me lanzó Jonathan Suárez, líder del proyecto fábrica de inconformistas en el cual colaboro y que nos ha llevado a preparar experiencias para la cohesión y el trabajo en equipo a través de la percusión corporal, algo que me apasiona y me divierte profundamente.
¿Dónde te ves de aquí a 5 años?
No tengo ni idea, lo que sí que me gustaría es que sea donde sea y esté donde esté, me encantaría seguir disfrutando de las relaciones con mis seres queridos, llenando mi vida de experiencias que me hagan sentir vivo y en continuo aprendizaje, y recordando cada día la importancia de apreciar los pequeños detalles que a veces con las prisas se me pasan por alto.
Si quieres inscribirte en alguno de los dos talleres que impartirá en junio Raúl Ravelo accede aquí a toda la información https://www.fundacionmapfrecanarias.org/formacion-prevencion/cursos-jornadas/descubre-tu-proposito-fmc/