Paradójicamente, sí, la risa hay que tomársela en serio, ya que tiene efectos muy positivos sobre nuestro bienestar y el de las personas que nos rodean. En esta entrada de blog con la ayuda del experto en inteligencia emocional y risoterapeuta, Raúl Ravelo, te desvelaremos esos beneficios y cómo incorporar la risa en nuestro día a día puede mejorar nuestra salud física, mental, emocional y nuestras relaciones sociales.
Autor del libro Jardinería emocional, Raúl Ravelo, nos cuenta en las primeras páginas de este libro tres episodios importantes en su vida que le han llevado al momento actual. Uno en la infancia, otro en la juventud y otro que sucedió en 2012 tras su paso por un taller que marcó un nuevo rumbo en su vida.
Resumiéndolo mucho, nos dice, “que le gusta decir que fui muy precoz en al arte de sufrir”, y que su adolescencia fue “bastante tormentosa en ese sentido”. Sin duda, de las tres destaca ese taller del que habla en su libro, al que asistió en el año 2012, ya que fue cuando escuchó por primera vez hablar del concepto de inteligencia emocional, y de muchos otros conceptos y herramientas le hicieron preguntarse “¿por qué esto no me lo han enseñado antes?”. Este fue el momento justo en el que comienza un proceso de búsqueda y experimentación que, nos dice, “aún hoy todavía no ha concluido”.
Próximamente impartirá en nuestras sedes de Las Palmas de Gran Canaria y La Laguna dos talleres de risoterapia para “Vivir con alegría”. Una colaboración que le hace especial ilusión, ya que una de esas experiencias que han impactado en su vida tuvo lugar justo en el mismo espacio donde le realizamos esta entrevista, en la sede de la Fundación MAPFRE Canarias. Nos explica, “aquí conocí y realicé un curso de comunicación y trabajo en equipo con Ricardo Gómez, que fue una de las personas determinantes para mí en el proceso de querer convertirme en formador en inteligencia emocional”.
Con respecto a la risa y el buen humor reconoce que desde pequeño ha tenido facilidad para conectar con ellas, y después de haber sido alumno de varios talleres y formaciones, cada vez le quedaba más claro que es algo que le encanta hacer. Dinamizar experiencias de juego para que las personas conecten con su risa por todos lo beneficios que como veremos esto conlleva y, al mismo tiempo, hace mucha falta. Raúl nos explica que, según un estudio de una Universidad de Londres, cuando somos niños nos reímos una media de cuatrocientas veces al día, sin embargo, cuando nos hacemos adultos esta media se sitúa entre veinte y cincuenta.
Pero más allá de este dato, aclara, si comenzáramos por el final, es decir, por la muerte, la experiencia más democrática que existe y reflexionáramos acerca de cómo nos gustaría vivir antes de que nos llegue, se suele hacer muy patente, y así lo demuestra un experimento bastante interesante que realizó un enfermera australiana llamada Bronnie Ware quien, trabajando con enfermos terminales comenzó a preguntarles de qué se arrepentían ahora que sabían que iban a morir, o qué harían de manera diferente si pudieran tener más tiempo, dos de las cosas que más se repetían eran: haberse permitido ser más felices y haber expresado más sus sentimientos. Para Raúl esto da mucho sentido a su trabajo, tanto en el ámbito de la risoterapia como en el de la inteligencia emocional.
Tu libro “Jardinería emocional” es una herramienta para ayudar a otras personas que, como tú, quieren y necesitan cultivar sus emociones de forma inteligente. ¿Puedes hablarnos de en qué consiste eso que denominas “jardinería emocional”?
Para mí “Jardinería emocional” es una manera poética y metafórica de entender el trabajo interior de autoconocimiento e inteligencia emocional al que la vida nos invita.
A mi me gusta mucho la metáfora de un jardín porque, si uno tiene un jardín y no hace nada con él no puede pretender que florezca, y es muy probable que con el paso del tiempo ese jardín esté muy árido o lleno de malas hierbas. De la misma manera, creo que las personas somos jardines y al mismo tiempo los jardineros, es como esa frase de un poema de Jorge Luis Borges que dice “uno planta su propio jardín y decora su propia alma”. Por lo tanto, somos nosotros los que estamos invitados a cultivar lo que nos gustaría que floreciese y a transformar lo que no nos gusta, es decir, nuestras malas hierbas. En este sentido, me gusta referirme también al hecho de transformar lo que no nos gusta usando la metáfora de cómo la naturaleza transforma la caca de la vaca en abono, convirtiendo lo que en un principio puede parecer un residuo molesto en algo que aporta algo bello a la vida.
Fruto de estas metáforas que uso como elementos educativos unidas a diferentes herramientas y recursos que he ido aprendiendo desde el año dos mil diez como son el coaching, la inteligencia emocional, la PNL, el mindfulness o la risoterapia, hoy me dedico a compartir estas estrategias con personas que quieren aprender más sobre sí mismas y sus emociones, para que se conviertan en los jardineros de su propio interior.
¿Qué beneficios físicos, psicológicos y sociales nos aporta la risa?
Son muchos los beneficios que tiene la risa tanto a nivel físico, social, mental y también emocional. Dentro de los más destacados podríamos decir que:
– La risa eleva el flujo de oxigeno en sangre mejorando con ello las funciones cerebrales (como la concentración, la memoria y la atención) y aumenta el rendimiento de nuestro sistema inmunológico, encargado de protegernos ante determinados virus y bacterias.
– Favorece mejores procesos de respiración. La mayoría de nosotros, generalmente, solo utilizamos el 30% de nuestra capacidad pulmonar y con la risa esta capacidad aumenta. Además, por el efecto masaje por dilatación y contracción del diafragma, no solo relaja y mejora nuestra actividad respiratoria sino también digestiva.
– Con la risa se liberan ciertas hormonas como las endorfinas, la serotonina y la dopamina, incrementando nuestra sensación de bienestar y aliviando dolores, puesto que las endorfinas son un opiáceo natural.
– También ayuda a descargar tensiones tanto psicológicas como musculares, ya que la risa disminuye los efectos del estrés, la ansiedad y la depresión y ayuda a tonificar nuestros músculos.
– Nos ayuda a ser más creativos a nivel mental, ganando con ello una mayor perspectiva de los problemas y situaciones que vivimos.
– En cuanto al ámbito social y de grupo, la risa favorece la cohesión, el sentimiento de pertenencia y genera una experiencia de vínculo con los demás, creando un contexto para la mejora de las relaciones.
¿Cuáles son los principales mitos que nos impiden conectar con la risa?
La doctora Annette Goodheart, pionera en el trabajo de recuperar y reentrenar la risa explica en su libro “Laughter Teraphy” que existen, sobre todo, tres creencias colectivas o mitos que nos alejan de la risa y de la capacidad de reír.
El primer mito es que debemos tener una razón para reír. Que la risa tiene que ser siempre el resultado de algo y venir como efecto y consecuencia de alguna causa. Pero, si nos paramos a pensarlo, cuántas veces nos vamos a la cama a dormir sin estar cayéndonos de sueño, simplemente porque sabemos que tenemos que descansar para volver con las pilas cargadas al siguiente día. Del mismo modo, la risa tiene más que ver con esa actitud de entrega y de reconocer la importancia y los beneficios de esta, y querer abrirnos a cultivar ese recurso interno por el simple hecho del placer que nos aporta disfrutarla y por el valor intrínseco que tiene vivirla.
El segundo mito que nos aleja de la risa es que reír es una manifestación de que estamos felices, por lo tanto, mientras yo tenga alguna razón por la cual creo que no soy feliz no puedo permitirme reír. Realmente y como nos comparte la doctora Goodheart, más que reírnos porque somos felices, ocurre que en realidad somos más felices porque estamos riendo. La risa es terapéutica y de ahí el nombre de risoterapia, porque no solo nos permite conectar con ella y disfrutar de todos sus beneficios, sino que esta nos permite canalizar, transformar y lidiar con nuestros retos y frustraciones diarias, permitiéndonos recargar nuestras baterías emocionales y psicológicas para no solo disfrutar por un momento, sino también hacer frente con energías renovadas a los retos y dificultades que nos toca vivir.
El tercer y último mito que nos separa de poder reconectar y redescubrir nuestra risa es el de que el sentido del humor es lo mismo que la risa, por lo tanto, hay que tener sentido del humor para poder reír. Si bien la risa es un recurso innato y universal de nuestra propia naturaleza, el sentido del humor es algo aprendido, un proceso sobre todo mental e intelectual que está influenciado por la cultura. Realmente, no necesitamos tener sentido del humor para reír. Esto lo podemos ver muy claramente porque un niño pequeño ríe antes incluso de que pueda hablar y entender determinadas situaciones y darle sentido y significado a las mismas.
¿Podemos entrenar la risa y nuestras emociones?
En cuanto a las emociones podemos decir que podemos aprender estrategias y entrenar hábitos que nos ayuden a canalizar, conectar, regular y expresar nuestras emociones de modos más creativos y menos destructivos, tanto para nosotros mismos como para los entornos en donde convivimos y nos relacionamos. En cuanto a la risa, sí que podemos entrenar ciertos ejercicios y rutinas para conectar más con ella y que esta florezca de manera más asidua y natural. Como en todo proceso de aprendizaje, esto lleva un tiempo (para cada cual uno diferente). Al principio nos parece que todo es más forzado y torpe, pero con la práctica se va haciendo cada vez más fluido y, sobre todo, hay dos ingredientes clave que son la motivación, es decir, querer hacerlo y el compromiso, es decir, ponerse a ello sin excusas ni autoengaños.
¿Qué papel juega la risoterapia en este sentido? ¿Y en qué consiste?
Llamamos risoterapia a un conjunto de dinámicas y actividades de expresión, improvisación y juego libre que crean un contexto en el que se favorece la aparición de la experiencia de la risa, tanto a nivel individual como grupal. En este sentido hay que decir que la probabilidad de conectar con la risa es mayor en grupo, hasta un 30% más, que de manera individual, de ahí que este tipo de dinámicas suelan hacerse de forma grupal.
Por otro lado, ya hemos comentado las bondades de la risa para nuestra salud, por lo que la risoterapia es un medio excelente para canalizar y expresar emociones, liberar tensiones y desarrollar nuestra inteligencia emocional y bienestar.
La risa tiene un efecto favorable no solo en nosotros mismos, sino también en las personas de nuestro entorno. ¿Puedes explicarnos por qué?
Esto ocurre en parte por las denominadas neuronas espejo, unas neuronas que nos permiten conectar con la experiencia emocional de los demás y que son la base de la empatía. Las emociones muchas veces funcionan por el efecto contagio, de manera que nuestro estado emocional o el de las personas con las que nos relacionamos puede tener influencia en las emociones de los demás y viceversa.
Por otro lado, otra de las claves que a nivel cerebral tenemos que entender es que nuestro cerebro es una gran máquina de crear miedos. Según un estudio de Harvard, el 93% de las cosas por las que nos preocupamos nunca llegan a suceder, sin embargo, el mero hecho de pensarlas crea el mismo impacto fisiológico en nuestro organismo que si hubiesen sucedido. Es decir, a nivel químico se dispara la misma reacción que si ese suceso estuviera pasando, por lo que nos conectamos con emociones como puede ser el miedo en este caso ante algo que no es real. En la risoterapia usamos esto a nuestro favor para, a través de juegos, ir poco a poco conectando con una risa que puede ser al principio un poco falsa, forzada y torpe, para ir engañando a nuestro cerebro y decirle ¡eh, que ahora mismo todo esta bien y podemos reírnos un rato! haciendo que, con un poco, o mucho entrenamiento, depende del caso, cada vez nos sea más fácil conectar con nuestra risa auténtica y profunda.
A nivel de desarrollo profesional son muy curiosos los hallazgos del científico y matemático Marcial Losada, que concluyó que todos los equipos de trabajo de alto rendimiento tenían una cosa en común, que las emociones positivas que se vivían en esos equipos influían directamente en el clima emocional de los mismos dando lugar a una atmosfera positiva. Por lo tanto, la risoterapia es un recurso ideal y necesario en las empresas, tanto para la cohesión de equipos o lo que se conoce como teambuilding, como para mejorar los climas emocionales.
Como broche final de la entrevista Raúl nos propone tres ejercicios para empezar a aprender a “vivir con alegría” que podemos practicar de manera individual.
Sonríe. Activa diez alarmas en tu teléfono móvil para que suenen durante el día y cada vez que las oigas párate durante treinta segundos y dibuja una gran sonrisa en tu cara mientras haces unas respiraciones profundas.
La punta y el tacón. Un juego que combina la respiración y la risa con un movimiento corporal. Para hacerlo ponte de pie y recto. Inhala mientras vas subiendo los talones hasta que estés en equilibrio sobre las puntas de los pies y, al exhalar, ve bajando los talones hasta que toquen de nuevo en el suelo. Cada vez que pongas los talones en el suelo y al mismo tiempo que terminas de exhalar, suelta una pequeña carcajada con “Ja” o “Jo”. Repítelo diez veces.
Una risa vale más que mil palabras. Un juego de muecas y sonidos en el que tienes que ponerte delante de un espejo y mirarte mientras vas haciendo lo siguiente:
1. Imita una risa sin ganas.
2. Imita una risa muy falsa, una risa que de manera exagerada no quieres hacer.
3. Imita una sonrisa seductora, como la que le lanzarías a alguien muy atractivo a quien quieres llamar la atención.
4. Imita una risa muy tímida, como si quisieras que nadie se enterara de que estás riendo.
5. Imita una risa malvada, como la del villano o villana de una película.
6. Haz una segunda ronda con estas risas y sonrisas y, con cada una, juega con las siguientes polaridades, por ejemplo:
Velocidad: muy lento y muy rápido.
Volumen: muy alto o muy bajo.
Tono: muy grave o muy agudo.
Expresión: muy expresiva o sin ninguna expresión facial y gestual.
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