Beatriz Morales Fernández: «En un mundo tan hiperproductivo crear comunidades artísticas es importante»
Beatriz Morales se considera «una persona adicta a la lectura y a la escritura desde muy pequeñita». Esa pasión por la literatura la llevó a estudiar Filología Hispánica y un máster en Gestión Cultural y Literaria.
Compagina su trabajo como profesora de Lengua Castellana y Literatura en el IES Alonso Quesada, con la organización de diferentes tertulias, encuentros y coloquios sobre la literatura canaria. Su trayectoria ha estado muy centrada en la investigación y la producción y, en los últimos años, ha desarrollado una intensa labor de divulgación cultural de la obra de escritores y escritoras de distintos ámbitos y disciplinas de las Islas, tanto a través de su sección «Letras Canarias» en Canarias Radio, como desde la Revista Trasdemar de la que es miembro del comité de redacción.
En Beatriz Morales lo audiovisual y lo escrito se entremezclan para hablar y crear literatura canaria. Una escritora muy vinculada a la poesía del momento que publicó su primer libro, La premisa de la inocencia, con la Fundación MAPFRE Canarias. Un hecho que marcó el comienzo de una trayectoria que la ha llevado a publicar un audio poemario, un libro electrónico y a convertirse en una declarada activista de la gestión cultural, tanto a nivel personal como desde la presidencia de la sección de Literatura del Ateneo Científico y Cultural de Las Palmas.
¿Qué supuso para ti publicar La premisa de la inocencia?
La premisa de la inocencia, en el año 2020, fue mi primera publicación junto al poeta Tomás Redondo Velo, gracias a la Fundación MAPFRE Canarias.
Es curioso como son las cosas de la vida. Cuando yo tenía dieciocho años asistí a un seminario de Filología Hispánica que organizaba la Fundación en colaboración con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y cuando entré en el Aula Magna, me dije, «¡wow!, qué increíble lugar de comunicación y de cultura. Me encantaría algún día poder hacer algo aquí».
Seis años después, un viernes 14 de febrero de 2020, me encontraba en esa misma sala presentando mi poemario La premisa de la inocencia, que el día anterior se había presentado también en la sede de la Fundación MAPFRE Canarias en La Laguna. Fue un proyecto centrado en veinticuatro poemas —porque eran veinticuatro los años que tenía entonces— de diversas temáticas desde el paisaje, la meta poesía, qué significa para mí escribir, qué siento con el verso y también una mirada tendida hacia el paisaje.
«Fue mi carta de presentación, una carta poética, de ahí La premisa de la inocencia. Sin duda, poder presentarme al mundo lírico con esta publicación me abrió muchísimas puertas. La Fundación MAPFRE Canarias y su Aula Magna, para mí, y sé que también para muchos otros poetas, ha significado un comienzo».
¿En qué proyectos te encuentras inmersa en la actualidad?
La verdad es que vienen unos meses muy interesantes e intensos. Por un lado, participo en la antología Te pondrán flores en el estómago. Nuevos Flujos de Literatura Canaria, que es una antología con distintos escritores y escritoras en torno a las edades de la veintena y la treintena, que no es tanto una carta de presentación, pero sí una cosmología, vamos a decirlo así, una constelación de escritores y escritoras que poco a poco vamos asentándonos en el panorama canario. La antología, que publica Ediciones La Palma, ha sido amadrinada por Elsa López y se presentará a finales de mayo en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria.
A nivel más personal y en mi faceta de divulgadora cultural dedicaré algunos espacios en esa Feria a presentar a otros autores y autoras de la sección de poesía. Estoy muy contenta porque poder hablar de poesía con poetas también va enriqueciendo mi alma personalmente.
Como autora individual participo un mes después, concretamente en junio, en el Festival de Literatura Verbena que organiza Lana Corujo, que también ha publicado en la Colección Canarias en Letras. Vamos a reunirnos un grupo de autores y autoras para hablar y crear poesía en Lanzarote. También, durante el mes de junio, finalizará mi primer taller de escritura creativa realizado con el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, específicamente con la Red de Bibliotecas Municipales. Desde marzo hasta junio incluido, he impartido ocho sesiones de este taller centrado en la narrativa para jóvenes. Toda una experiencia docente y literaria en la que he aprendido mucho de los futuros talentos que están por llegar.
Y en el mes de agosto el Ateneo Cultural de Méjico me ha invitado a realizar una pequeña gira, si lo llamamos así, en varias librerías de Ciudad de Méjico donde presentaré La premisa de la inocencia.
¿Qué consejo le darías a cualquier persona que quiera lanzarse a este mundo de la escritura?
Creo que una persona, independientemente de la edad que tenga, que quiera presentarse y hacer cosas en el panorama cultural, en primer lugar, lo que tiene que hacer es tener la valentía de hacer lo que quiere: leer, escribir, pintar… Y no desistir, aunque al principio pueda ser un camino difícil por la ausencia de reconocimiento.
En esa ejecución constante de producción de ideas artísticas podrá establecer conexiones y crear su propia comunidad, asistir a talleres de escritura, tertulias de distintas edades y a eventos culturales como los que organizan instituciones privadas como la Fundación MAPFRE Canarias y también desde las distintas instituciones públicas.
«En un mundo tan hiperproductivo crear comunidades artísticas es importante, y también estar muy pendiente de las convocatorias de creación literaria que se hagan, porque nunca se sabe dónde está esa primera carta de presentación al mundo cultural. Pero, sobre todo, hacer las cosas con pasión y no desistir, aunque en algún momento consideremos que el camino está difícil. La constancia al final es la clave del éxito».
Para finalizar, ¿puedes contarnos cuál es tu libro favorito?, ¿y por qué?
En mi mesa de noche hay un libro que jamás podrá quitarse. La Umbría: poema dramático en tres jornadas, de Alonso Quesada. En primer lugar, porque la belleza artística de la obra cada vez que la abro, da igual por qué página, me deja sin palabras y con muchísimas ideas para redactarlas, para escribir, para inspirarme.
Y, en segundo lugar, por cómo trata Alonso Quesada como escritor la mirada sensible, no solo hacia el paisaje sino hacia cualquier situación, hacia cualquier tradición. Una mirada sensible a pesar de las dificultades de la vida. En La Umbría vemos como la enfermedad se lo lleva todo, incluso la vida. ¿Pero qué es lo que queda siempre? La poesía. De hecho, aunque no sea una obra de teatro literalmente al comienzo pone «poema dividido en tres actos». Esa mirada lírica de Alonso Quesada hacia todo lo que le rodea me ha marcado también como artista.