Experiencias de éxito: los becarios de la FMG
Convocatorias, Cultura
Daniel Molina Díaz finalizó el Master de Enseñanzas Artísticas en Interpretación Solista, Clarinete, en el prestigioso Centro Superior de Enseñanza Musical Katarina Gurska.
El Máster que realizaste con la beca de posgrado de la FMG, ¿cumplió tus expectativas?
Sí, las cumplió. La verdad es que se me hizo un poco corto. La formación que recibíamos en este centro era exquisita. Nos prepararon no solo para ser buenos intérpretes, sino nos formaban también en todo lo que conlleva ser intérprete fuera de la música: ser un poco tu propio mánager. Teníamos asignaturas relacionadas con el marketing, la promoción, la salud corporal… un montón de aspectos en el que tiene que estar formado el intérprete cuando sale a la vida real.
¿Hay alguna escuela o algún profesor en concreto con el que te gustaría formarte?
Como hice el máster en Madrid, he creído conveniente formarme otro año más en Madrid con mi profesor Cristo Barrios. Siempre me quedará un poco “la espina clavada” por no haber realizado otro máster en otras grandes escuelas como la de Finlandia, en la Academia Sibelius. En Madrid también me hubiera gustado acceder al Reina Sofía, que es otra escuela potente en España, a parte del Conservatorio donde hice el Máster.
¿Cuáles crees que son las actitudes que debe tener un intérprete?
Como solista debes tener muchas cualidades para destacar sobre el resto. El camino a seguir no solo pasa por las actitudes y el talento, también se tienen que dar una serie de causas en momentos puntuales para poder seguir hacia delante. También no dejarte caer nunca, porque en este mundo y en la vida del músico siempre avanzas y retrocedes, resiliencia, tener confianza en tí mismo y estar muy atento a todo lo que te rodea fuera del escenario.
María López Ramírez también acaba de finalizar con las becas de posgrado en música de la Fundación el Máster de Enseñanzas Artísticas en Interpretación Solista, Violín, en el prestigioso Centro Superior de Enseñanza Musical Katarina Gursk en Madrid.
¿Qué te ha parecido Madrid como ciudad para realizar tu formación?
Como ciudad recomiendo Madrid, es una ciudad que yo amo mucho y tiene muchísima oferta cultural. Todos los días puedes ver conciertos de muchos tipos, puedes ver teatro, museos… para estudiar es muy enriquecedor. Uno de mis lugares preferidos es el Museo del Prado, me inspira mucho.
Ahora que has finalizado el máster ¿hay alguna otra escuela a la que te gustaría ir para seguir formándote?
Me gustaría seguir formándome en Viena o en Salzburgo, que hay buenos profesores de las orquestas de allí. Creo que hay que seguir siempre formándose, buscando inspiración.
¿Cómo te ves en el futuro?
He empezado a trabajar como profesora y me gusta mucho la pedagogía, pero también necesito tocar y los conciertos, necesito la música de cámara en mi vida. Para mí lo ideal sería combinar la pedagogía con conciertos de música de cámara donde yo también pueda realizarme como músico.
¿Cuáles son las actitudes que debe tener un músico?
Creo que tiene que ser muy sensible a todo lo que le rodea: a la belleza, al arte, a las personas. Debe ser una persona sociable, muy trabajadora, tener mucha paciencia y ser muy constante para conseguir las cosas, porque la música es una carrera de fondo.
Lucas William Pérez Hale finalizó el Máster en Enseñanzas Artísticas en Interpretación de Música clásica y contemporánea, Flauta travesera, en el Centre Superior Fundació Conservatori Liceu.
¿Cómo te ves en el futuro?
La verdad es que he terminado el Máster, pero la carrera de músico nunca termina. Ahora me veo con ganas de presentar proyectos en Canarias, de acercar la música a mi entorno, explorar la música de cámara.
¿Cuáles crees que son las actitudes que debe tener un músico?
Un músico siempre debe estar dispuesto a escuchar a cualquiera, tiene que estar abierto a conocer cosas nuevas, a querer explorar, también debe tener resiliencia, carisma en el escenario, contar historias porque lo que hacemos los intérpretes es contar historias. La técnica, que es importante, tiene que estar al servicio de la música, los intérpretes tienen que transmitir ese sentimiento, que el público no solo escuche una pieza sino una historia. Es parte del trabajo del artista interpretar esa música escrita y transportar a las personas a otra dimensión.