En el contexto actual, donde las demandas laborales y personales de las familias son cada vez más exigentes, el servicio de Conciliación Familiar de Plena Inclusión Canaria se ha convertido en un pilar fundamental para aquellas que tienen a su cargo un familiar con discapacidad intelectual o del desarrollo. Este apoyo temporal, que beneficia a alrededor de 30 familias, está diseñado para ofrecer un respiro a quienes lo necesitan, permitiéndoles compatibilizar mejor sus responsabilidades personales, familiares y profesionales. Para conocer de cerca su impacto, hablamos con algunos de los usuarios y responsables de esta iniciativa.
Una pausa necesaria para la familia
Para Esperanza Santana y Manuel Armas, el servicio representa un auténtico alivio. “Es un verdadero relax”, comenta Manuel. Ambos coinciden en que se trata de un “auténtico respiro”, no solo para su hijo, quien disfruta de un espacio de cuidado y acompañamiento especializado, sino también para ellos, que pueden dedicar tiempo a sus otras responsabilidades o simplemente descansar. “Este tipo de iniciativas subvencionadas deberían celebrarse con más frecuencia”, señala Esperanza, quien no duda en resaltar la importancia de este servicio.
Un espacio para desconectar y recargar fuerzas
María del Carmen Garrido Álvarez, madre de Luis, un joven con Síndrome de Down, destaca cómo el servicio le ha permitido reconectar consigo misma. “Me aporta días de tranquilidad, serenidad y descanso”, afirma. María del Carmen aprovecha esta oportunidad para hacer actividades que normalmente le resultan imposibles con Luis en casa. “Puedo permitirme desconectar un fin de semana con mis amigas, algo que no podría hacer de otra manera”, relata. Para ella, el servicio no solo representa una ayuda práctica, sino también un momento para recuperar su propio bienestar.
Reivindicación de más espacios de respiro
Pino Santana, otra madre que participa en el programa, recalca la vital importancia de este servicio. “Necesitamos recuperar fuerzas, un poco de vida, salir y distraernos”, comenta. Pino hace hincapié en la exigencia física y emocional que supone el cuidado de un familiar con discapacidad. Para ella, el servicio de respiro familiar es una necesidad, no un lujo, y aboga por que se ofrezca de manera más regular. “Ojalá lo tuviéramos una vez al mes. El desgaste físico y psíquico es tremendo”, concluye.
Una forma de seguir adelante
Pino Cruz, madre de un niño con discapacidad intelectual y motora, subraya lo crucial que ha sido este apoyo para su equilibrio personal y familiar. “Disponer de este servicio es muy importante porque es una manera de encontrar tiempo para mí, reponerme del trabajo diario y disfrutar de la familia de otra manera”, explica. Para Pino, esta pausa no solo es un descanso, sino una oportunidad de fortalecerse para continuar con el reto diario de cuidar a su hijo. “Gracias a este tipo de iniciativas podemos seguir adelante”, asegura con gratitud.
Un servicio que mejora la calidad de vida
Daniel Pardán, responsable del servicio de Conciliación Familiar de Plena Inclusión Canaria, destaca el respaldo de la Fundación MAPFRE Canarias como un factor clave en la continuidad de este tipo de programas. “Contar con su apoyo significa contribuir a mejorar la percepción de calidad de vida de las familias”, explica Pardán. Además, enfatiza los beneficios directos del servicio, que incluyen la reducción del estrés, la mejora de la salud y el fomento de la igualdad entre los miembros de las familias. “Nuestro objetivo es mejorar el bienestar familiar en su conjunto”, concluye.
El servicio de Conciliación Familiar no solo proporciona un alivio temporal, sino que también ayuda a las familias a encontrar un equilibrio esencial entre el cuidado de sus seres queridos y su propio bienestar. La demanda de más espacios como este es clara, y tanto los usuarios como los responsables coinciden en que iniciativas como esta deberían ser cada vez más comunes.