El hall principal del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín cuenta desde finales de enero con la escultura «A pulso», una obra donada por la Fundación MAPFRE Canarias y creada por el escultor grancanario Daniel Pérez, quien asegura que se trata de “una obra diseñada con la intención de conmemorar y capturar en el tiempo los obstáculos atravesados por la ciudadanía, pero, sobre todo, la manera en la que han sido superados”.
Esta obra, que vista desde cierto ángulo representa el latido de un corazón en un electrocardiograma, es un proyecto que “surge de la necesidad de crear un monumento escultórico conmemorativo en relación a la situación global provocada por la COVID-19”. “Me siento orgulloso de tener una escultura en un lugar tan emblemático como el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, el Hospital más grande de Canarias”.
Pérez Suárez confía en que la fe en los profesionales, el esfuerzo, la paciencia, la solidaridad y el amor hacia aquellas personas que han quedado en el camino, nos empuje a mantener la cohesión y conciencia social para poder afrontar con entereza cualquier adversidad futura.
Por su parte, el gerente del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, D. Pedro M. Rodríguez Suárez, resalta que esta escultura es “un gran reconocimiento al magnífico trabajo realizado por todos los profesionales. Durante los años de pandemia en sucesivas oleadas, los profesionales sanitarios, asistenciales y no asistenciales, no dudaron en realizar un esfuerzo a su trabajo habitual para atender a los pacientes contagiados con la COVID-19”. Además, señala que “los aplausos iniciales han quedado en el olvido y solo está en las hemerotecas. Sin embargo, una escultura física, visibles, palpable y en tu lugar de trabajo traduce el agradecimiento de la sociedad a su trabajo y esfuerzo”.
Rodríguez Suárez recuerda la pandemia como “una época muy dura, difícil y triste”. Declara que el personal sanitario estaba luchando contra un nuevo virus “sin armas, sin conocimiento exacto de cómo luchar”. “Los profesionales sanitarios, asistenciales y de la gestión, asumieron el rol y trabajaron por y para los. Recuerdo con mucho orgullo como respondió todo el personal del Hospital”, añade.
“Los sanitarios han vivido las consecuencias de la pandemia y han estado expuestos a situaciones traumáticas. Al principio de la pandemia era muy variable el miedo a infectarse, irritabilidad, preocupación por su salud, ansiedad, insomnio, estrés postraumático, obsesiones o incluso depresión. Sin embargo, a medida que ha pasado el tiempo los síntomas han dado el paso a una sensación de incredulidad en algunos y esperanza en el futuro en otros. Lo importante es prevenir y tratar para mitigar el impacto que esta pandemia haya podido dejar en la salud psicológica de los profesionales”, insiste.
«A pulso»
Se trata de una escultura abstracta realizada en acero inoxidable, en cuyas formas se interpreta el proceso vivido por la sociedad desde el comienzo de la pandemia. Una línea temporal que comienza con un crudo retorcimiento de las formas, marzo de 2020, confinamiento inicial. El miedo, la falta de información y el distanciamiento social hacen mella en la sociedad, pero ésta decide mantenerse unida. Nos encontramos en un periodo más extenso en el tiempo, un movimiento inestable y curvilíneo con una sensación de impotencia ante los acontecimientos, pero un halo de esperanza. De la unión nace la fuerza. Con un impulso firme y constante, gracias al esfuerzo del personal sanitario, pacientes, familiares y la sociedad en general, nace un movimiento potente que nos dirige hacia la esperada vuelta a la normalidad, casi dos años más tarde.
«A pulso» ha sido la primera escultura pública monumental que el artista ha realizado en el territorio español. Un gran reto tanto por su construcción como por las expectativas sobre una obra que conmemora un evento histórico.